LA CIUDAD-PUERTO DE HUACHO DURANTE LA
GUERRA DEL PACÍFICO
(1879-1883)
La Guerra del Pacifico llegaba a su cúspide máxima con la invasión de
Lima (17 ENERO 1881) por parte de las tropas chilenas, quienes tomaron bajo su tutela a la
otrora Ciudad de los Reyes, sometiendo política, militar e ideológicamente al
Perú durante la ocupación.
Un periodo de la historia peruana que recoge la Revista de Indias de España en su edición 236 del 2006 titulada “Chile en el Perú: Guerra y Construcción Estatal en Sudamérica, 1881-1884” por Carmen Mc Evoy, sobre el proceso de adecuación forzada que experimentó el país y la división territorial que, desde Santiago, se ordenó para las zonas ocupadas.
Durante ese periodo de tiempo la costa peruana quedó dividida en siete unidades territoriales: Huacho, Chimbote, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Paita e Ica y junto a ellos Lima y Callao que representaban, estos dos últimos, el centralismo del gobierno de ese entonces, contando cada territorio con un jefe político militar.
La investigación detalla que Huacho fue ocupada en febrero de 1881 por Silvestre Garfías Urizar, pero que no sería hasta un año después con el teniente coronel, Wenceslao Castillo, que dicha ocupación quedaría consolidada a la esfera administrativa chilena de aquel entonces.
Las tropas invasoras desembarcaron e ingresaron a la ciudad izando la bandera enemiga, cuya estrella solitaria flameó sobre la Plaza de Armas de la entonces joven Capital de la Hospitalidad, por tres años.
La cúpula militar chilena se reunió con el alcalde, Manuel María Reyes, lográndose que la población asumiera los gastos que las tropas demandaban para su manutención, al punto que-como refiere el documento- era la misma autoridad quien estuvo a cargo de la recolección de los recursos para su alimentación.
Huacho carecía de espacios suficientes para albergar a los más de 300 soldados del Maule y granaderos, por lo que el jefe militar ordenó la construcción de galpones y la adecuación del teatro de aquel entonces para el alojamiento de las tropas enemigas.
Los invasores tuvieron el control sobre el sistema de comunicaciones, específicamente la oficina telegráfica, de cuál se debía tener el sumo cuidado para evitar las ‘interceptaciones’; designaron a un jefe policial para resguardar la seguridad, evitar la ingesta de alcohol sobre la tropa y sobre todo-resalta-desterrar la vagancia, que según relatos del teniente coronel, era común en la zona con funestos resultados.
La administración de justicia recayó sobre jueces chilenos y extranjeros; se mantuvieron estrechos nexos con las autoridades de Sayán y Paccho para facilitar el envío de armas al interior del territorio.
Las cosas no serían del todo fácil para la armada chilena, en Huacho, pues tuvo que hacer frente a las enfermedades y el asedio de los montoneros junto a la recaudación de las contribuciones, por lo que se insistió ante Lima sobre el envió de la documentación en los acervos de la Caja Fiscal y el Consejo Departamental.
Las islas de Huacho también estuvieron en la mira de Chile, pues se destaca como principales logros la licitación pública para la venta del guano a una compañía extranjera fijándose como precio un sol de plata por tonelada, consignándose importantes recursos a las arcas chilenas.
Un duro trajín que los ciudadanos de aquel entonces debían resistir hasta ver de nuevo resplandecer el sol de los Incas sobre sus símbolos patrios y sobre la tierra de valientes que supo ponerse de pie ante la adversidad y la hostilidad de los invasores. (1) RICHIE NUÑEZ
Un periodo de la historia peruana que recoge la Revista de Indias de España en su edición 236 del 2006 titulada “Chile en el Perú: Guerra y Construcción Estatal en Sudamérica, 1881-1884” por Carmen Mc Evoy, sobre el proceso de adecuación forzada que experimentó el país y la división territorial que, desde Santiago, se ordenó para las zonas ocupadas.
Durante ese periodo de tiempo la costa peruana quedó dividida en siete unidades territoriales: Huacho, Chimbote, Trujillo, Pacasmayo, Chiclayo, Paita e Ica y junto a ellos Lima y Callao que representaban, estos dos últimos, el centralismo del gobierno de ese entonces, contando cada territorio con un jefe político militar.
La investigación detalla que Huacho fue ocupada en febrero de 1881 por Silvestre Garfías Urizar, pero que no sería hasta un año después con el teniente coronel, Wenceslao Castillo, que dicha ocupación quedaría consolidada a la esfera administrativa chilena de aquel entonces.
Las tropas invasoras desembarcaron e ingresaron a la ciudad izando la bandera enemiga, cuya estrella solitaria flameó sobre la Plaza de Armas de la entonces joven Capital de la Hospitalidad, por tres años.
La cúpula militar chilena se reunió con el alcalde, Manuel María Reyes, lográndose que la población asumiera los gastos que las tropas demandaban para su manutención, al punto que-como refiere el documento- era la misma autoridad quien estuvo a cargo de la recolección de los recursos para su alimentación.
Huacho carecía de espacios suficientes para albergar a los más de 300 soldados del Maule y granaderos, por lo que el jefe militar ordenó la construcción de galpones y la adecuación del teatro de aquel entonces para el alojamiento de las tropas enemigas.
Los invasores tuvieron el control sobre el sistema de comunicaciones, específicamente la oficina telegráfica, de cuál se debía tener el sumo cuidado para evitar las ‘interceptaciones’; designaron a un jefe policial para resguardar la seguridad, evitar la ingesta de alcohol sobre la tropa y sobre todo-resalta-desterrar la vagancia, que según relatos del teniente coronel, era común en la zona con funestos resultados.
La administración de justicia recayó sobre jueces chilenos y extranjeros; se mantuvieron estrechos nexos con las autoridades de Sayán y Paccho para facilitar el envío de armas al interior del territorio.
Las cosas no serían del todo fácil para la armada chilena, en Huacho, pues tuvo que hacer frente a las enfermedades y el asedio de los montoneros junto a la recaudación de las contribuciones, por lo que se insistió ante Lima sobre el envió de la documentación en los acervos de la Caja Fiscal y el Consejo Departamental.
Las islas de Huacho también estuvieron en la mira de Chile, pues se destaca como principales logros la licitación pública para la venta del guano a una compañía extranjera fijándose como precio un sol de plata por tonelada, consignándose importantes recursos a las arcas chilenas.
Un duro trajín que los ciudadanos de aquel entonces debían resistir hasta ver de nuevo resplandecer el sol de los Incas sobre sus símbolos patrios y sobre la tierra de valientes que supo ponerse de pie ante la adversidad y la hostilidad de los invasores. (1) RICHIE NUÑEZ
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HEROES NACIONALES
HIJOS DE LA CIUDAD-PUERTO DE HUACHO QUE DEFENDIERON EL HONOR Y LA
DIGNIDAD NACIONAL FRENTE AL INVASOR CHILENO
SOLDADO : Domingo,
MANDAMIENTO SIPÁN.
Domingo Mandamiento Sipán, nacido un 20 de
diciembre del 1855 en el antiguo “Barrio de Chaquila” de la ciudad de Huacho,
capital de la Región Lima, es un digno hijo de la clase obrera patriota que
durante su vida supo estar a la altura de las circunstancias ante el llamado
patrio y ante la defensa territorial frente a los invasores chilenos sin
importar su propia vida.
Que, en efecto, Domingo Mandamiento Sipán
respondiendo al llamado de su asociación, la Sociedad de Artesanos de
Protección Mutua fundada allá por los años de 1870, según refiere el Profesor
Filomeno Zubieta, se presentó como voluntario de guerra junto a otros patriotas
huachanos que fueron convocados para la defensa de nuestra Patria invadida por
los chilenos en la infausta Guerra del Guano y del Salitre del siglo XIX.
Que, la respuesta de Domingo Mandamiento Sipán
frente al llamamiento de una organización germinal del proletariado peruano
llena de orgullo a la Patria pues lo hacía pese a la humildad de su hogar
demostrando un desprendimiento que debe ser un ejemplo a seguir cuando se trata
de defender a la Patria donde no caben intereses personales ni egoístas.
Que, siendo ya soldado del Batallón La Mar de la
Tercera División del Centro de nuestro Ejército Peruano, participó en la
defensa de la Pampa de San Juan cuando los chilenos llegaban a la capital de la
República.
El 13 de Enero de 1881 cuando las frágiles tropas
peruanas se enfrentaron a un ejército chileno moderno pero rapaz y saqueador,
Domingo Mandamiento Sipán tuvo ese coraje que pocos tienen hoy en día de
defender el Estandarte Patrio y es que el patriota huachano tuvo el coraje de
evitar que nuestro Estandarte cayera en manos de los chilenos.
Su proeza, sin embargo, no quedó allí pues el héroe
huachano arriesgó su vida en ese mismo momento salvando al Subteniente
abanderado Gerlen, quien portaba nuestro Estandarte Patrio, resaltando así ese
espíritu solidario que la clase proletaria siempre exhibe en momentos de
grandes epopeyas. Gerlen, era otro huachano de la Sociedad de Artesanos de
Protección Mutua de donde también provenía Domingo Mandamiento.
Actos heroicos que merecieron que el Héroe de la
Breña, Mariscal Andrés Avelino Cáceres, le confiriera la clase de Subteniente
Abanderado del Batallón Huacho N.o 17 de la Guardia Nacional un
10 de setiembre de 1888.
Estas proezas ni el grado otorgado por el héroe de
La Breña hicieron mellan de la humildad del héroe huachano pues, como refiere
el diario El Amigo del Pueblo, de Huacho, al partir a las
estrellas un 27 de julio de 1913 dejó “a sus conciudadanos el recuerdo de sus
virtudes cívicas; y a los suyos, a su familia, un nombre que tiene resplandores
de gloria" pero "su esposa y sus seis menores hijos continuaron la
vida de privaciones y falta de ayuda”, según reseña el Profesor Filomeno Zubieta
en su obra Personajes en la Historia de Huacho.
Esos actos heroicos de un hijo del naciente
proletariado peruano como fue Domingo Mandamiento Sipán debe ser enaltecido
permanentemente por los ciudadanos y sus autoridades, especialmente de la
Región Lima, para que los jóvenes y estudiantes de nuestra patria tengan un
claro ejemplo de vida a seguir en momentos que el sistema capitalista
internacional pretende arrebatar a los peruanos su Estado Nación en aras de una
presunta globalización que deja atrás a nuestros héroes y permite la invasión
de nuestros territorios.
Fuente: Lino A. Cerna Manrique, Consejero Regional
(2)
Nota. La historia de Domingo Mandamiento la recibí
directamente de Agustín Pacora Mandamiento, primo hermano del héroe. Tampoco
los partes de guerra manifiestan la conformación del Escuadrón Anchoveta,
conformado por huachanos pescadores y chacareros que marcharon a defender Lima.
Rodolfo Montes Velásquez
SOLDADO : FÉLIX B. CARDENAS
Originario del
barrio huachano de Cruz Blanca, e hijo de padres arequipeños, Félix B. Cárdenas
Nació el 20 de noviembre de 1852. En 1868 entró al Colegio Nuestra Señora de
Guadalupe de Lima, donde hizo sus estudios secundarios. Posteriormente estudió
Jurisprudencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Habiendo pasado
también por la carrera del periodismo.
Decidió entrar
de lleno a la docencia. Fue en estas circunstancias que inició la Guerra con
Chile. Entonces los tres hermanos Cárdenas se alistaron para participar en los
hechos de armas, resultando muerto Teodoro quien era cabo en el batallón de
reserva Nº6 en el Reducto Número 3, en la batalla de Miraflores, durante la
defensa de Lima, el 15 de enero de 1881. Sobrevivieron para ver la ruina de
esos días y empeñarse en levantar a la Nación Manuel y Félix. Durante la
ocupación chilena en Huacho, se dirigió a Cajatambo. Se casó con Cecilia
Chumbes, segundas nupcias con Irene Montero; De vuelta en Huacho, Félix se
dedicó a la vocación de su vida, el magisterio, abrió un pequeño colegio y
empezó a laborar el Centro Educativo 411 de Cruz Blanca (creado el 20 de
noviembre de 1856), donde formó a muchas generaciones, llegando a ser Director.
CORONEL : PEDRO PORTILLO SILVA
Pedro Portillo
nació en la ciudad de Huacho, el 1 de agosto de 1856 y murió en Lima, el 15 de
junio de 1916. A los 23 años se incorporó al ejército peruano, durante la
Guerra del Pacífico para defender su patria. Fue enviado al sur en la División
de la Cotera, participando en las batallas de Batalla de San Francisco y
Tarapacá Participó, además, en la defensa del Morro de Arica. Fue sub Prefecto
de Chancay, Prefecto de Ayacucho, y luego fue nombrado Prefecto de Loreto
(1901-1904). En este último cargo, se manifiesta como administrador eficiente y
progresista, a la vez que se encarga de explorar los ríos de la zona, aportando
para el Atlas del departamento de Loreto. Defiende los límites peruanos
rechazando la infiltración ecuatoriana en el río Napo en las acciones de
Angoteros y Torres Causana bajo la dirección del capitán Chávez Valdivia y del
alférez de marina Mavila. Luego fue Senador por Loreto, volcando sus
conocimientos geográficos en el Archivo de límites. (3)
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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