DISTRITO DE CHILCA-PROVINCIA DE CAÑETE
22 DICIEMBRE 1880
ANTECEDENTES
El desembarco chileno en la Playa de Curayacu, (22 DICIEMBRE 1880) del Distrito de Chilca, Provincia de Cañete, se dio como consecuencia luego de culminada la Campaña Naval del 08 OCT 1880, quedando con el campo libre el Ejercito de Chile, para emprender la Campaña de Lima y la toma de la Capital, este desembarco de tropas le sirvió al ejército de Chile para iniciar el ataque a la ciudad de Lima, luego de que, en la Conferencia de Arica, (22 OCT 1880) Chile pidiera a Perú la entrega de Tarapacá, Tacna, Arica y Moquegua. Perú no aceptó firmar un tratado con sesión territorial.
Luego de la ocupación chilena del sur del Perú,
la Expedición Lynch partió desde Arica hacia
el norte de Perú con el fin de destruir las haciendas azucareras y pedir
contribuciones de guerra a los hacendados peruanos.
La mediación estadounidense se realizó a través
del secretario de estado estadounidense William Evarts, quien promovió la Conferencia de Arica en búsqueda del término del conflicto ya que durante los
bombardeos a la costa peruana por la armada chilena fueron afectadas
propiedades de europeos y estadounidenses. Las tratativas de paz no condujeron
a nada.
Chile debió elegir el punto de desembarco.
Tres puertos se ofrecían a la elección del general en jefe: Ancón, El Callao y Chilca. El mando chileno eligió Chilca, situado a
70 km de Lima puesto que pensaban que tenía poca presencia de fuerzas
peruanas.
DESEMBARCO
PARTIDA DE LA PRIMERA DIVISIÓN POR LA RUTA DE
TIERRA
Con el fin de encontrar el terreno libre al
llegar a Chilca, el general en jefe dio la orden a la división de Villagrán, que estaba en Pisco, de dirigirse por la ruta de tierra, con
su caballería y sus baterías
de montaña.
El 13 de
diciembre por
la noche, la división entera se puso en marcha hacia Tambo de Mora, donde llegó a la mañana siguiente. Los
primeros en iniciar la marcha hacia el norte desde esta localidad, fueron dos
brigadas al mando de Lynch, con el entendido que la brigada del coronel Amunátegui los seguiría posteriormente.
Entre Tambo de Mora y el valle del río Cañete, hay unos 45 km de desierto, con una sola aguada insuficiente, situada a
mitad de camino. El agrandamiento necesario de los pozos de Jaguay tras el paso
de las brigadas de Lynch tomó mucho tiempo, por lo que la brigada Amunátegui no
habiendo dejado aún Tambo de Mora, recibió la orden de volver a Pisco; la
marcha por tierra no tenía objeto a causa de este gran retardo. Esta demora
significó el relevo de Villagrán.
EL GRUESO DEL EJÉRCITO CHILENO PARTE DE ARICA
El ministro de guerra chileno José Francisco Vergara, viniendo de Pisco había llegado el 2 de
diciembre a Tacna. Ordenó el 11 de
diciembre el
embarque del resto del ejército en la flota reunida en el puerto de Arica.
El día 14, el contralmirante Riveros daba la señal de partida.
El 19 de
diciembre por
la mañana, el convoy anclaba en la rada de Pisco; los navíos disponibles recibían la brigada del
coronel Gana, cuyo embarque fue lento, a causa del pequeño número de chalupas a
vapor, la falta de orden, y también de la paraca, brisa diaria que soplaba
desde el sur, a partir del mediodía, y que agitando el mar dificultaba las
maniobras de las embarcaciones.
El 20 de
diciembre, a partir
de las 13:00, 14 transportes o paquebotes, con otros tantos veleros que les
seguían, aparejaron sucesivamente e hicieron ruta al norte, escoltados por los
dos acorazados "Cochrane" y "Blanco Encalada". El convoy llevaba 16.000 hombres de tropa de toda categoría, con los caballos, las mulas, los víveres, el material, las municiones, etc. Largas filas de chalanas y pequeños
vapores fueron a remolque por detrás de los veleros. En total, eran 32 navíos.
A las 16:00 del día 20, todo el convoy había anclado. La bahía de Chilca, completamente segura,
abrigó diez naves luego de verificar la inexistencia de torpedos. Las otras anclaron frente a la entrada de la
bahía. No se encontraron obras de defensa ni guarniciones peruanas en la zona,
tal como se había previsto. Sin embargo, el trayecto de 30 kilómetros que había
que hacer hasta Lurín, se juzgó
muy riesgoso; la ruta a seguir pasa cerca de la bahía, a través de montañas
de arena, con pendientes impracticables para la artillería.
Los desfiladeros de los que se ignoraba la situación exacta, ofrecían a los
peruanos facilidades para establecer defensas y atacar a las columnas.
No se llevaron pues a tierra más que los
soldados de caballería para obtener informaciones en Chilca. Durante este
intervalo, el "Blanco Encalada", con el ministro de guerra,
buscaban otro punto de desembarco más al norte, y encontraron, a cinco millas
de Chilca, la ensenada de Curayacu.
Al día siguiente, 22 de
diciembre, desde
del alba, los navíos levantaron anclas para fondear en plena costa en el lugar
indicado. La tranquilidad del mar y la debilidad del viento permitieron a los capitanes colocarse sin
ningún riesgo cerca de las rocas; tres navíos pudieron entrar en la misma
caleta. El desembarque se hizo por medio de chalanas que podían contener unos
65 soldados equipados, que permanecían de pie. Las chalupas a vapor, en muy
pequeño número, y las canoas a remo de las naves de guerra, sirvieron para el
remolque.
El primer día descienden tres regimientos
(Chillán, 3º de Línea y Esmeralda), que acampan en la playa a unos 3 km al
norte del punto de desembarco. En esta playa, se puede en ciertos momentos,
desembarcar varios cañones de campaña. Una partida de caballos y la mayoría de
las mulas se ponen en el mar, dirigiéndose a nado hacia la playa inmediatamente
al norte de la bahía donde las esperan los soldados. La colocación en tierra de
16.000 hombres y de una pequeña cantidad de víveres tomó cuatro días. Los
primeros navíos disponibles regresan a Pisco a buscar la brigada Amunátegui y
la desembarcan el 27 de
diciembre.
Durante tres semanas los víveres y las
municiones son descargados, pero una parte del parque general y de las
provisiones quedan a bordo hasta Chorrillos y aún hasta el Callao, después de las batallas.
ENTRADA A LURÍN
El día 23, la brigada Gana se pone en marcha y entra
en Lurín por
la tarde. No se encontró resistencia por parte de los peruanos, situación que
causó gran alivio en el mando chileno ya que se tenía el temor de que si los
peruanos defendían los accesos de agua, la expedición podía ponerse en serio
riesgo en una zona tan árida, puesto que no obstante la producción continua de
los aparatos de destilación, los navíos veían disminuir rápidamente sus
provisiones. Se temía que de haber resistencia, se hubiera debido esperar que
las tropas desembarcadas fuesen numerosas para marchar conjuntamente sobre
Lurín, con lo que la situación pudiera volverse delicada para la expedición
chilena.
Durante este tiempo se hacen reconocimientos del
país alrededor de Lurín. Una de las patrullas, fue recibida en la zona de
Manchay por un fuego nutrido de los peruanos emboscados en los bosques, y debió volver con dos muertos y algunos
heridos.
MARCHA DE LA
BRIGADA LYNCH, POR TIERRA
El 25 y 26 de
diciembre, llegan
sucesivamente, después de ocho días de marcha, las dos mitades de la brigada
Lynch, que se seguían con 24 h de intervalo, de modo de facilitar el
aprovechamiento en víveres y agua. Este trayecto de 180 km se hizo con muy poca resistencia peruana,
que consistió esencialmente en ataques de montoneras locales. Sólo un cuerpo de
línea peruano hostilizó a la tropa chilena, un escuadrón de caballería al mando
del coronel Pedro José Sevilla, que finalmente fue tomado prisionero en una
escaramuza.
Se recaudan contribuciones en dinero y víveres
(en ganado especialmente) de los ricos propietarios del valle de Cañete, donde
la columna empezó a aumentar progresivamente en número. En efecto, más de
mil chinos habían venido a ponerse a disposición de
los regimientos chilenos, esperando de este modo verse libres de los
compromisos con sus dueños. La esperanza de saquear a Lima, no era extraña a la
presencia de muchos de ellos. Mientras tanto, ayudaban a los soldados a llevar
sus armas y equipajes. Se había recogido en el camino más de seiscientos asnos, que se les cargó con sacos, armas y utensilios
de cocina. Las mulas llevaban los víveres y los barriles de agua.
Dada la eficacia con que fue evaluada la marcha
de las columnas de Lynch por el mando chileno, es que Baquedano otorgó a este comandante el mando de la
Primera División de ejército para el asalto a Lima.
CAMPAMENTO
Así, el día 28 de
diciembre de 1880, el ejército chileno expedicionario se encontró reunido en el valle del río Lurín, alojándose en cabañas de follaje que brindaban
cierta comodidad. La expedición se componía de unos 26.000 hombres, de los que
1.100 eran de caballería y unos 1.400 artilleros.
En este momento, sólo restaba la orden de
marchar sobre Lima y culminar la campaña.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Memorias del Mariscal Andres Avelino Caceres, Tomos I-II-III
Memorias del Mariscal Andres Avelino Caceres, Tomos I-II-III
FOTOGRAFIAS DE LA EPOCA : DIAZ Y SPENCER
LLEGADA A LA PLAYA
DE CURAYACU EN EL DISTRITO DE CHILCA
DESEMBARCO
CHILENO
22 DICIEMBRE 1880
TROPAS CHILENAS ACANTONADAS EN LA PLAYA CURAYACU - CHILCA
TROPAS CHILENAS EN LA PLAYA CURAYACU
TROPAS CHILENAS CRUZANDO EL PUENTE DE LURIN
TROPAS CHILENAS EN LA PLAYA CURAYACU
TROPAS CHILENAS CRUZANDO EL PUENTE DE LURIN
MAPA DE LA CAMPAÑA DE LIMA
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