09-10-11 DICIEMBRE 1880
COMBATE NAVAL DEL CALLAO OLEO DE RUDOLPH DE LISLE |
El gobierno de Chile dispuso que desde el 9 de diciembre 1880,
el Transporte Angamos disparara al Callao de 10 a 12 tiros diarios aprovechando su cañón de largo alcance.
El Comandante del Bloqueo, Capitan Viel, ordenó que la Cañonera Pilcomayo acompañara al Angamos y si eran atacados por los buques peruanos, debían retirarse inmediatamente al fondeadero
de la escuadra
chilena.
El contraamirante Riveros, que estaba en
Arica, se mostró contrario a estos bombardeos porque consideraba que la posición de
los
buques peruanos era inexpugnable y que
eso contribuiría al descrédito de
la Marina.
Sumado a las
desavenencias que tenía
con
Vergara, Ministro de Guerra y Marina,
en
cuanto a la conducción de la campaña naval, hizo que Riveros renunciara al mando de la escuadra, pero se mantuvo en ella hasta 1881.
El 9 de diciembre
1880 se inició el bombardeo, acertando
el
Angamos un tiro en la corbeta Unión, pero sin ocasionar daños. Las baterías "Junín" y "Pacocha" respondieron pero sus tiros quedaron
muy cortos.
El 10 también bombardeo el Angamos, sin
ocasionar daños. La lancha
Arno salió al encuentro del Angamos, pero cuando esta ya se retiraba.
El 11 de diciembre
1880 se
realizó el último combate entre los buques chilenos que bloqueaban el Callao y
las defensas peruanas del puerto. Este combate también fue importante porque el
transporte artillado chileno Angamos perdió su cañón, uno de retrocarga y largo
alcance que era nuevo y no estaba en uso ni siquiera por la Royal Navy, hecho
que determinó que Chile paralizara los bombardeos al Callao, pues no lo hizo
más.
El Callao había sido bombardeo los días 9 y 10 de diciembre por
el crucero chileno Angamos, pero cuando se inició el bombardeo del 11 salió a
enfrentársele la pequeña escuadra peruana para obligar al buque chileno a
retirarse pero que culminó con la pérdida de su único cañón.
El Angamos era un transporte artillado con
andar máximo de 14 nudos que fue comprado por Chile en 1879 y había sido
acondicionado para llevar un cañón de largo alcance, tanto así que podía atacar
a los puertos peruanos sin ser alcanzado por los cañones que los defendían.
El historiador inglés Clement Markham, describió
que tan poderoso era el Angamos así como también la pérdida de su cañón de la
siguiente manera: “El Angamos ha demostrado al ventaja del uso de cañones de
largo alcance. Ella fue originalmente un crucero irlandés llamado Belle of
Cork; y era muy notable que tal buque era capaz de atacar fuertes
fortificaciones con perfecta impunidad. Poseía dos desideratas de un eficiente
buque de guerra, velocidad y una pieza de largo alcance. Su único cañón era uno
de retrocarga Armstrong de 180 libras y 8 pulgadas.
Con esta arma era el terror de las baterías de
Arica y Callao, y si ella se hubiera enfrentado con buques enemigos, con su
velocidad superior hubiera seleccionado y regulado su misma distancia. Esto la
hacía un formidable antagonista, inclusive para un blindado. Aunque la escuadra
Inglesa tenía en esa época en el Pacífico buques artillados con cañones de 12 y
18 toneladas, no había ninguno que podía competir con el Angamos en velocidad o
alcance de tiro; y no había nadie que pudiera controlar sus acciones una vez
que hubiera ganado altamar. Ella hubiera hecho pasar un rato desagradable aún
para buques como el Triumph o el Shannon, y en cuanto a un enfrentamiento con
buques como el Thetis o de la clase Pelican, o aun los buques llamados “gemas”
como el Torquoise, las oportunidades hubieran sido muy favorables para el
crucero.
El cañón del Angamos, sin embargo, no era
perfecto. Después de hacer una gran cantidad de destrozos a lo largo de la
costa, de repente, después de un disparo, retrocedió tan violentamente que se
salió de la cureña y se fue al agua.
Eso fue el 11 de diciembre y al sexto disparo
del día. Eso se debió probablemente no sólo al gran número de veces que había
sido disparado (380 en 10 meses), sino también a la gran carga de pólvora que
usaba. Al principio se pensaba que el cañón había estallado y había caído en
dos piezas, pero la pieza entera puede haber retrocedido a través de la bobina
del muñón. Desgraciadamente se hundió en aguas profundas y la posición era
incierta, así que la exacta naturaleza del accidente no ha sido comprobada”
(1).
el Angamos inició un nuevo bombardeo, pero salieron a su encuentro el monitor Atahualpa y las lanchas
Arno y Urcos,
que le dispararon.
Debido a este ataque, se entabló un combate donde participaron los buques chilenos Chacabuco, Huáscar, Pilcomayo, Princesa
Luisa, Toro y las torpederas
Colo
Colo, Tucapel y Guacolda. Sucedió que al sexto tiro del
Angamos,
voló su cañón de largo alcance, muriendo 2 de sus tripulantes.
Los buques chilenos hicieron 96 tiros y los peruanos 15, además de 5 tiros de las baterías.
Fue el ultimo ataque que se hizo al Callao.
EL
COMBATE
El relato del corresponsal R. G. Rossel del diario “La Patria”
fue el siguiente:
“Hoy hemos tenido oportunidad de presenciar un reñido combate,
sostenido por nuestras dos lanchas, “Arno” y “Urcos”, contra toda la escuadra
chilena.
A la 1 p.m. el “Angamos” se separó de su fondeadero en el Cabezo
de la Isla de San Lorenzo y avanzó hacia el puerto, á colocarse en el lugar que
acostumbra.
A la 1.40 p.m. la batería Arica hizo un tiro sobre el “Angamos”,
el que contestó en el acto con un disparo dirigido como siempre sobre el Dársena.
Con intervalos de 5 minutos continuó disparando hasta seis disparos, todos sin
éxito de ninguna clase.
A las 2.35 el “Atahualpa”, que se había apresurado á caldear su
máquina, salió del Dársena, avanzando resueltamente contra el enemigo. No obstante,
la lentitud de su marcha, su presencia sola bastó para que el “Angamos” se
pusiera inmediatamente fuera de tiro y para que el resto de la escuadra enemiga
comenzara á ponerse en movimiento.
Las lanchas “Arno” y “Urcos” salieron prontamente del Dársena. Avanzaron
más de mil quinientos metros y acometieron a la “Pilcomayo” que trataba de
defender el “Angamos”.
Por este momento, el grueso de la escuadra enemiga, es decir, el
“Huáscar”, “Chacabuco”, “Princesa Luisa” y “Toro”, rompieron a la vez sus
fuegos sobre el “Atahualpa” y nuestras lanchas.
El tiroteo se hizo muy repetido. Todos los proyectiles enemigos
caían al agua sin causar ningún daño. Como nuestras lanchas acometieron con una
resolución admirable, á medida que avanzaban, se retiraba el enemigo. Poco á
poco fue alejándose hasta ponerse á más de doce mil metros. Desde allí hacían
un nutrido fuego, contestando siempre con gran regularidad y precisión nuestras
lanchas. El “Arno” llevó su atrevimiento hasta dirigirse sola hacia la Isla de
San Lorenzo contra un transporte allí fondeado, aprovechando de que el
“Huáscar” y demás buques, se habían colocado muy al Norte. El atrevimiento del
“Arno” amedrentó al transporte, que comenzó á avivar sus fuegos. Toda la
escuadra viró entonces á prisa, dirigiéndose en su protección. Esto obligó al
“Arno” á retirarse. A las 4 p.m., cansado el enemigo de sus inútiles esfuerzos,
abandonó el combate, dejando dueñas del campo á nuestras lanchas victoriosas.
En la retirada, la batería “Piérola” hizo dos magníficos disparos sobre el
“Huáscar”, el que en el acto apresuró su marcha. Durante el combate, el enemigo
ha gastado ciento cinco proyectiles… “. (2)
Otra
interesante versión peruana del combate es la del parte oficial del Capitan de
Puerto del Callao al Comandante General de Marina:
PARTE OFICIAL DEL CAPITÁN DE
PUERTO DEL CALLAO AL COMANDANTE GENERAL DE MARINA:
“…A la 1 ¼ p.m. se desprendió del cabezo de la isla de San
Lorenzo el transporte chileno “Angamos” sobre la bahía de este puerto y a
continuación y el mismo rumbo la corbeta “Pilcomayo”. Colocado el “Angamos” en
el centro de la bahía y a la distancia de 8,000 mt más o menos del Dársena
rompió sus fuegos a la 1 ½ p.m. habiendo caído el primero fuera del Dársena, el
2º en la población, el 3º por la popa del “Marañón” en el agua, el 4º muy
corto, el 5º ídem, el 6º cayó por el canal en el agua, y el 7º por la popa del
“Atahualpa” en el agua.
Desde el primer tiro de la “Angamos” nuestro monitor “Atahualpa”
zarpó de su fondeadero, salvó las palizadas y continuó saliendo hasta la
distancia de 3 millas más o menos; y cuando llegaba a esta distancia fue el 7º
tiro del “Angamos” el que inmediatamente se abrió más afuera colocándose
respecto del dársena como 10,000 metros en cuyo punto se mantuvo sin hacer un
tiro más.
En esta evolución le siguió la “Pilcomayo”. Las lanchas nuestras
“Urcos” y “Arno” acompañaron al “Atahualpa” y al aguantarse el monitor ellos
continuaron yéndose más afuera al extremo de que el “Arno” le hizo un tiro a la
“Pilcomayo” que se fue muy inmediato.
Cuando esto sucedía eran las 2 p.m. hora en que se movía el
“Huáscar”, Chacabuco”, “Toro” y “Princesa Luisa”, todos con rumbo al norte y en
auxilio del “Angamos” y “Pilcomayo” que ya se batía la segunda con las lanchas.
A las 2 ¼ p.m. rompió sus fuegos el “Huáscar” y el “Toro” sobre
nuestro monitor “Atahualpa”, generalizándose de este modo el combate entre los
buques dichos menos el “Amazonas” que permaneció mudo.
De los tiros hechos por los buques chilenos sobre nuestro
monitor algunos y la mayor parte sobre nuestras lanchas son del “Angamos” 7
tiros, “Huáscar” 15, “Pilcomayo” 60, “Chacabuco” 4, y “Toro” 19 que suman en
todo 105 tiros.
Nuestro monitor sólo ha hecho 2 disparos con cañones pequeños,
la lancha “Urcos” 3, “Arno” 11, la batería “Pacocha” 2, del Dársena 1 y de la
Batería “Piérola” 2, que suman en todo 21 tiros.
En el tiempo del combate nuestras lanchas han maniobrado en
distintos sentidos hasta el extremo de que la lancha “Arno” se dirigió al
cabezo y le hizo un tiro al transporte “Matías Cousiño” aunque corto.
De este modo ha terminado el combate de la fecha que se puede
decir que ha tenido lugar entre la escuadra bloqueadora chilena y las lanchas
“Arno” y “Urcos” a las 4 p.m. hora en que la “Chacabuco” hizo señales a los
demás buques.
El último tiro fue hecho por la batería “Piérola”, que como el
primer tiro de ésta misma fueron muy cerca del “Huáscar”.
El monitor “Atahualpa” y las dos lanchas han regresado a su
fondeadero…” (3)
PARTES CHILENOS SOBRE EL COMBATE
La información chilena publicada sobre el combate se centra en
la pérdida del cañón del Angamos.
El contralmirante Galvarino Riveros, jefe de la escuadra chilena,
escribió lo siguiente en su parte oficial al Ministro de Guerra y Marina en
Campaña:
“El 11 se renovó el bombardeo; pero al ir a tomar colocación,
noté que el monitor “Atahualpa” i dos lanchas que se mantuvieron a su costado,
i dos más que operaron independientes, salían de la dársena, por lo cual, con
los otros buques, me dirigí al punto donde se encontraba el “Angamos”.
Comprendí que el objetivo de esta salida tendría por objeto
distraernos i evitar que se disparase sobre la dársena, por lo cual el “Angamos”
siguió disparando sobre ella, mientras el “Huáscar” lo hacía sobre el monitor.
- Después de cinco disparos del “Angamos”, algunos bastante felices, al
disparar el sexto, el cañón desapareció, no quedando de él sino el anillo de
los muñones.
El cañón no reventó afortunadamente, pues ese accidente habría
causado innumerables desgracias, según todas las apariencias; el cañón se cortó
en el tubo interior de acero, precisamente en la medianía del refuerzo de los
muñones, lanzando sobre estribor la parte que mira al brocal i sobre babor de
la culata. La sección del grano que ha quedado a bordo, demuestra, además, que
el tubo interior que fue lanzado sobre babor, corrió primeramente sin arrastrar
los refuerzos superiores en los primeros momentos, llevándolos enseguida
consigo para tocar la parte trasera de la esplanada i saltar en seguida al
agua, destruyendo una parte de la amurada a babor i a popa del portalón…
… Sensible es que no hayan quedado a bordo las demás partes del
cañón para estudiar las causas que hayan producido el accidente de que me
ocupo; pero no creo sea aventurado decir que el cañón tenía defectos de
construcción. Examen más detenido podrá destruir o corroborar el anterior
aserto; pero es indispensable dejar aquí constancia que la carga ha sido la de
reglamento, una sola granada…
El accidente a que me refiero causó la muerte instantánea del
teniente 2° don Tomás Pérez, de la dotación del Huáscar, que accidentalmente se
encontraba a bordo, i la del cabo de cañón, timonel José del C. Jagusto; el
cadáver del primero ha sido debidamente preparado i entregado al señor
comandante del “Angamos”, como también los objetos de su pertenencia, para ser
entregados a su familiar. El del segundo ha sido enterrado en el lugar
destinado a los fallecidos de nuestros buques…” (4).
Además de los 2 muertos, hubo 13 heridos.
La importancia de la pérdida del cañón del Angamos
El hecho que el Angamos haya perdido su cañón de largo alcance
tuvo como consecuencia inmediata la paralización de los bombardeos del Callao.
La noticia de este hecho incluso fue comentada en el extranjero, como así lo
muestra el siguiente despacho para el New York Herald desde Panamá fechado el 4
de enero de 1880:
“… La escuadra chilena que está al frente del Callao, no ha
bogado con mucha fortuna últimamente. El famoso cañón Armstrong del “Angamos”
reventó el 11 de Diciembre, e igual fracaso sobrevino al cañón de 200 libras
del “Huáscar”. La pérdida del “Angamos” es un verdadero desastre, pues él era
una formidable pieza de artillería. La recamara del cañón voló en pedazos
llevándose delante á varios hombres, entre ellos, según dicen, a Mr. Slater,
representante, de la casa que fabricó la pieza. El “Angamos” siguió hacia el
sur para ser compuesto. Los chilenos han perdido dos lanchas a vapor en los
últimos ataques contra el Callao, y sufrido pérdidas considerables entre
muertos y heridos”. (5)
Como se lee, el despacho también se refirió a la pérdida de dos
lanchas chilenas, que fueron la “Janequeo” y la “Fresia”, en los combates del
25 de mayo y 6 de diciembre de 1880 respectivamente. La noticia del cañón del
“Huáscar” se refiere a la siguiente comunicación que el capitán de fragata
Carlos Condell, comandante de dicho blindado chileno, escribió al Comandante en
Jefe de la escuadra chilena:
“Tengo el honor de poner en conocimiento de V.S. que con motivo
de los últimos disparos hechos con los cañones de la torre de este monitor el
11 del corriente, cuando en cumplimiento de la orden de V.S. hice uso de uno de
ellos con carga máxima contra el monitor “Atahualpa” i lanchas enemigas, se
resintieron las sobremuñoneras del cañón de la derecha, apareciendo, como V.S.
ha tenido lugar a notarlo, dos rasgaduras en cada una de ellas, lo que, a mi
juicio, hace peligroso el uso de los cañones antes de cambiarlas.
En el cañón de la izquierda, aunque no existe el mismo grave
daño, puede notarse en una de ellas indicios de rasgaduras, la que aumentará,
sin duda, al usar igual carga.
Con motivo del lamentable suceso ocurrido el 11 del presente a
bordo del crucero “Angamos”, creo oportuno llamar la atención de V.S. sobre la
mui poca confianza que merece la nueva artillería que monta este monitor, sobre
todo cuando principia a notarse los mismos efectos destructores que dieron tan
fatales resultados; un caso parecido en este buque, a más de la pérdida de
vidas, destruiría, a mi juicio, la torre, inutilizando el principal elemento de
ataque i defensa con que cuenta este monitor, pues si en el “Angamos” no fueron
de mayores proporciones los efectos destructores, es por no haber encontrado el
menor obstáculo al desaparecer el cañón, pero no sucedería lo mismo en una
torre que opondría poderosa resistencia a los gases de la pólvora i partes del
cañón.
Creo, asimismo, la conveniencia de suspender, por ahora, los
bombardeos parciales, pues el uso frecuente de cargas máximas, únicas con que
se puede ofender a la Dársena fuera de tiro, destruye lentamente el material,
consiguiendo mui inciertos resultados en nuestro favor en cambio de perjuicios
consiguientes al constante uso de un sistema nuevo de cañones que somos los
primeros en experimentar i que tan pésimo resultado se ha obtenido. En
consecuencia, después del accidente ocurrido al “Angamos”, i sin atreverme a
determinar definitivamente las ventajas o desventajas que ofrece el nuevo
sistema de cañones, nos queda el derecho de juzgarlo según nuestro criterio,
sin dejar de tomar todas aquellas precauciones conducentes a evitar mayores
desastres, concluyendo con que debe hacerse uso, lo menos posible, de la carga
de 90 libras, la que se necesita para bombardear al enemigo, quedando fuera del
alcance del tiro de este” (6).
Al día siguiente del combate, el capitán de fragata Oscar Viel,
comandante de la división naval chilena que bloqueaba el Callao, formó una
comisión conformada por los comandantes de la “Pilcomayo” y el “Angamos”,
Carlos Moraga y Luis Ángel Lynch, además del ingeniero 1° de este último buque,
David Glover, para que informen la causa de la pérdida del cañón. Ese mismo día
esta comisión escribió su informe, en donde expresaba que era difícil
determinar inmediatamente una explicación científica y que el cañón entero no
hizo explosión, sino que entero despareció en la dirección de la culata,
dejando solamente el anillo de los muñones (7).
El contralmirante Stirling, Jefe de la escuadra británica en el
Pacífico, solicitó al comandante chileno Viel permiso para extraer del fondo
del mar el cañón del Angamos y entregarlo a Chile una vez concluida la guerra,
permiso que le fue otorgado (8).
Debido a este incidente, la empresa Armstrong ofreció reemplazar
el cañón del “Angamos” por otro de la misma clase sin costo alguno para Chile y
también enviaba por su propia cuenta al ingeniero Slater para hacer una
inspección de dicha artillería que dicha empresa había vendido a Chile (9).
REFERENCIAS
BIBLIOGRAFICAS
(1) Francisco Yábar, Fuerzas Sutiles y la
defensa de costa en la Guerra del Pacífico, pp. 546-547. Lima: 2001.
(2) Periódico El Peruano, 13 de diciembre de 1880.
(3) Francisco Yábar, Fuerzas Sutiles y la defensa
de costa en la Guerra del Pacífico, pp. 546-547. Lima: 2001.
(4) Pascual Ahumada Moreno. 1887. Guerra del Pacífico,
recopilación completa de todos los documentos oficiales, correspondencias y
demás publicaciones referente a la guerra que han dado a la luz la prensa de
Chile, Perú y Bolivia, conteniendo documentos inéditos de importancia, Tomo IV,
p. 279.
(5) Pedro José Calderón. La Guerra del Pacífico y los dos
sistemas de monopolio y libre cambio, p. 63. New York: 1881.
(6) Ahumada, Op. Cit., T. V, p. 86. Oficio de Condell al
Comandante en Jefe de la escuadra del 15 de diciembre de 1880.
(7) Ídem, pp. 85-86.
(8) Ahumada, Op. Cit., T. IV, p. 280. Oficio de Riveros al
Ministro de Guerra i Marina en campaña del 25 de diciembre de 1880.
(9) Ahumada, Op. Cit., T. VI, pp. 39-40. Oficio de García de
la Huerta al Comandante en Jefe de la escuadra del 26 de marzo de 1881.
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