ASESINATO DE TRECE BOMBEROS ITALIANOS DE LA BOMBA "GARIBALDI No.6" DE CHORRILLOS POR CRIMINALES DE GUERRA CHILENOS EL 14 DE ENERO DE 1881 UN DÍA DESPUÉS
DE LA BATALLA DE SAN JUAN Y CHORRILLOS
Bomberos Italianos de la Bomba Garibaldi No.6 de Chorrillos Asesinados por Criminales de Guerra Chilenos
Este relato hecho por sobrevivientes del incendio de Chorrillos, fue
publicado en: Rivista Italo Peruviana di scienze, lettere, arti e varietà
Anno X, 1922 Lima, 1ª e 2ª Quindicina di Gennaio 1922 Numeri 213-214 version
original en italiano, traduccion de el Dr. Polverino de la Universidad de Pissa
Italia)
"...Un grito desde lejos, como el cupo fragor que anuncia el terremoto, envuelve el pueblo, fragor y sibilantes, pues, fuego.
Lenguas de fuego y espirales de humo negro nacían por todas partes en el
pueblo. La destrucción y la muerte bailaban. Un grupo de niños aterrorizados y
atontados por el terror se volcaron gritando hacia el portón de la “Garibaldi”.
¡Bomberos! ¡Bomberos! nuestra casa arde. Todo arde y a todos matan, una vez
entraron se dejaron caer al suelo como heridos. Bien, respondió el capitán
Rossi, ¡Ya vamos! El sonido garibaldino llamó a todos. Una solo orden: salgamos
todos con las mangueras; desde el mirador del cuartel donde, flojo y sin viento
pendía la banderita de la compañía, se podía muy bien observar los rojos humos,
que cada minuto, aumentaban entre tierra y cielo. En las plazas, por las
calles, tétrica soledad; solo los plombos individuos corrían escalofriantes de
una punta a la otra. Luca Chiappe, caporal de escaleras, jovencito casi un
púber, habiendo visto arder la pulpería de su padre, en la esquina de la calle,
quería de todas formas llevar allí los bomberos y apagar el fuego. Un grito del
comandante lo paró en el impulso: ¡tú harás lo que yo diga! ¡Aquí todo se
quema, y no solo la de tu padre!, el chico calló. Pero, recién salido abandonó
la rueda que traía con los brazos y corrió con el aire a contener el fuego que
devoraba la esquina. Atrás del vórtice de humo había podio ver la cara
enloquecida de Zoraida, encerrada en casa y condenada ardía viva en el fuego.
... al doblar la calle del tren cerca de la maravillosa tienda que antes
fue del cogorniense Queirolo, los bomberos empezaron a inundar el enorme
incendio que ya se había propagado a toda la manzana. El crepitar del agua
humosa sobre las ruinas, fue en seguida recubierto por gritos y disparos. Un
gran número de lanceros aun con picos en la mano corrieron....
Zoralda, la estupenda hija de Ognio, de que estaba enamorado desde
cuando ella vino de Italia. A Ognio se le habían adelantado. Estaba en el suelo
a la entrada de la casa con el cráneo partido.
....A Chiappe le cayeron por en cima dos sargentos del “Buín” que le
tiraron todas las balas de los fusiles: recogieron lo que quedaba de los
muertos, se lo llevaron en frente al coronel Fuenzalida, jurando que habían
sido asaltados por diablos vestidos de colorado. Un oficial sucio de vomito y
de tierra del saqueo, vio a los bomberos con el gorro rojo, empezó a gritar y
hacer ruido con la pistola: Los garibaldinos de Garibaldi nos atacan, y se
escondió entre los suyos. Aun eran los tiempos en que el solo nombre de
garibaldinos daba miedo.
Para mala suerte de ellos mismos salió la condena: ¡No somos
garibaldinos, somos bomberos! ¡No atacamos a nadie!, se desnudaron los
cuchillos delante de ellos para quitarles la vida. ¿Qué quieren los
bomberitos?. Cazadores, militares de artillería, marineros chilenos del equipo,
se juntaron.
Aparentemente, no se corría ningún riesgo. La manguera fue volcada.
La manguera se rompió con la caída y la ola de vapor ampolló a los más
cercanos. Cipollini, Leopardi, Nerini, asfixiados, llevaron las manos a los
ojos. No vieron los corvos que se alzaron debajo de sus gargantas.
Se les tiraron encima como serpientes inutilizando las mangueras
cortándolas en piezas, fueron rotas con rabia. Los bomberos que estaban
sentados y los que estaban atrapados entre las mangueras rotas y el fuego,
fueron rodeados apuntándoles con las bayonetas y puestos presos. Los más
alejados, tiraron el uniforme y consiguieron de escapar; la confusión era tal
que nadie pudo verles. Un inmenso clamor cubrió los otros inmensos clamores:
¡Los garibaldinos prisioneros! ¡Garibaldi prisionero!
Estas palabras, las repitió tambien Pallora Renard. Un gran número de
oficiales a caballo, que venían desde las defensas de Monterrico, sin saber ni
preguntar nada, se pusieron a pegar a los inermes, y después, los ataron a las
colas de los caballos y los tiraron por el suelo al galope en frente de Lynch,
gritando ¡Francos tiradores Italianos!
De esta infamante acusación, dictada por todas la las iniquidades de la
guerra y de la cobardía humana juntas, nunca se ha podido entender mucho. La
legación italiana de Lima, el comandante de la Piro Corvetta Colombo, Jefe de
la escuadra italiana anclada en el Callao, se enteraron tres días mas tarde.
Ocho las victimas, fueron: Angelo Descalzi, Guiseppe Orengo. Egidio Valentino,
Astrana Lorenzo, Paolo Marsano, Paolo Risso, Giovanni Pali, Filippo Bargna,
acusados de alta traición, de haber usado las armas contra los militares
chilenos; fueron fusilados la mañana del 14 de enero del 1881, atrás las
puertas del Panteón del viejo Chorrillos.
PARTE MILITAR CHILENO DE FRANCISCO
BARCELÓ. COMANDANCIA DE LA 2ª BRIGADA DE LA 3ª DIVISIÓN CHILENA, SOBRE LA
BATALLA DE SAN JUAN
Lima, 20 de enero de 1881
“Me encaminé al morro i en el frente que se eleva sobre el mar encontré
parte del batallón Caupulicón i regimiento Santiago, dándome cuenta, el
comandante de este último, de los ataques que se relacionan en su parte
adjunto, y me presentó 632 prisioneros; de ellos, 29 jefes y oficiales, 13
italianos y 590 soldados peruanos, i a mas un estandarte bordado sin
nombre de cuerpo”.
“Hermanos
y compañeros nuestros fueron Chiappe, Pale, Descalzi, Leonardi, Astrana,
Bargna, Cippolini, Marzano, Nerini, Ognio, Orengo, Risso y Valentini, víctimas
de su heroísmo y de la salvaje ferocidad de las turbas vencedoras. Yo siento
ahora mismo su aliento en medio de nosotros. Aquí nos acompañan varios
sobrevivientes de esa bárbara hecatombe, que la memoria no olvidará jamás y que
el corazón siente aún con la intensidad del primer momento.
Esas
sombras queridas estarán siempre a nuestro lado; su ejemplo nos servirá de estímulo,
su recuerdo nos alentará, su fe hará que la nuestra no desfallezca nunca y su
sangre será proficua y fecunda, porque la tierra regada con sangre de mártires,
produce mártires y héroes.”
Del
discurso leído por don Uldarico Tenderini, Comandante reelecto de la Heroica,
Benemérita y Centenaria Compañía de Bomberos Italiana Garibaldi N.º 6 de Chorrillos
Sesión de
Reinstalación, 13 de febrero de 1893
La mañana del 14 de enero de 1881, un día después de la derrota
peruana en la Batalla de San Juan, trece bomberos de nacionalidad italiana,
pertenecientes a la Bomba Garibaldi de Chorrillos, fueron
cobardemente asesinados por los criminales de guerra chilenos.
Los
mártires italianos se encontraban combatiendo el fuego producido en Chorrillos
por los bombardeos de los genocidas del sur. Las llamas consumían la tienda de
su compatriota Queirolo, incendio que se había propagado a toda la manzana.
El primero
en caer asesinado fue el bombero Giovanni Ognio a quien las cobardes bestias
chilenas le partieron el cráneo con un golpe de sable. Cayó después el
adolescente Luca Chiappe, acribillado a balazos por dos sargentos del Buín,
quienes le dispararon todas las balas que tenían en sus fusiles. Los asesinatos
chilenos continuaron con el degollamiento de los bomberos italianos Ángelo
Cipollini, Gio Batta Leonardi y Enrico Nerini. Obligados por la fuerza a
arrojar la manguera que usaban para apagar el incendio, sufrieron los efectos
del humo originado por la ruptura de la manga sobre el fuego. Asfixiados, se
llevaron las manos a los ojos y no vieron los cuchillos corvos que los
genocidas chilenos hundieron en sus gargantas.
Telegrama de los genocidas
chilenos informando acerca del “exterminio” de
la Bomba Garibaldi de Chorrillos (Ahumada 1888, V: 103).
La prensa de los genocidas chilenos informó sobre el “exterminio” de los “mercenarios” de la Bomba Garibaldi de Chorrillos (Ahumada 1888, V: 103).
Los
criminales de guerra chilenos rodearon a los bomberos italianos sobrevivientes,
se les arrojaron encima, destrozaron rabiosamente su equipo y, apuntándoles con
los fusiles con las bayonetas caladas, los tomaron prisioneros. Los genocidas
recogieron lo que quedaba del equipo de los bomberos y lo entregaron al coronel
invasor Fuenzalida. Acusaron a sus víctimas de alta traición y de formar parte de
un equipo de francotiradores “garibaldinos”.
Los
bomberos que quedaron cautivos de las bestias chilenas fueron Angelo Descalzi,
Guiseppe Orengo, Egidio Valentini, Lorenzo Astrana, Paolo Marzano, Paolo Risso,
Giovanni Pale y Filippo Bargna. A pesar de haber reiterado que cumplían función
como bomberos y que no portaban armas, fueron fusilados la mañana del 14 de
enero del 1881, tras las puertas del antiguo Panteón de Chorrillos.
Previamente, los ocho mártires italianos fueron torturados. Oficiales de
caballería llegados de Monterrico, sin saber ni preguntar nada, los golpearon y
luego los ataron a las colas de sus caballos, arrastrándolos frente al criminal
de guerra Patricio Lynch.
En la inexacta
descripción de la Batalla de San Juan publicada por el diario chileno El
Ferrocarril, los bomberos de la Garibaldi fueron
presentados como miembros de una legión armada de doscientos combatientes de
nacionalidad italiana que sucumbieron “con
las armas en la mano” (Vargas 1979, 952b).
Corresponsales de guerra del diario chileno El Ferrocarril, calificaron
de “mercenarios” a los miembros de la Bomba Garibaldi de
Chorrillos (Vargas 1979, 957b).
Días después,
los peruanos Adolfo Sánchez, Polo Menéndez y José Donaire desenterraron de
entre los escombros y muladares los despojos de los trece mártires italianos.
Los restos de los valerosos bomberos descansan hoy en el Cementerio de Surco.
Calle Lima en Chorrillos,
reducida a escombros por las bestias chilenas en enero de 1881
Lo que dijo el New York Times
El 2 de marzo de 1881 el New
York Times informó sobre la masacre chilena de los trece bomberos
italianos de la Bomba Garibaldi de Chorrillos
La nota del New York
Times traducida al español
“Algún día un sentimiento similar recorrerá todo el mundo cuando
los embajadores extranjeros publiquen informes autenticados del número de sus
conciudadanos que fueron bárbaramente asesinados en Chorrillos, Barranco y
Miraflores. Los chilenos están intentando paliar el asesinato de italianos
afirmando que encontraron a muchos de ellos con gorras que decían “Garibaldi”,
lo que los llevó a creer que pertenecían al Ejército [peruano]. Esto, sin
embargo, no es excusa, desde el momento que su General había sido informado que
todos los extranjeros llevaban placas distintivas de una clase u de otra, y que
sus propiedades habían sido marcadas de acuerdo con los planes, los que también
fueron enviados al general Baquedano. Sólo una visita a Chorrillos los primeros
días [después de la batalla] puede proporcionar una idea de las escenas que
debieron tener lugar cuando estuvo en manos de la soldadesca embriagada, de la
misma manera que sólo una visita a los campos de batalla puede infundir la
convicción que los heridos fueron asesinados dondequiera que fueron
encontrados”.
El asesinato de los heroicos bomberos italianos que luchaban contra el incendio de Chorrillos –al día siguiente de la Batalla de San Juan– causó indignación en el país y en el cuerpo diplomático extranjero acreditado en el Perú.
Además, los embajadores de las naciones europeas denunciaron la matanza de extranjeros y el saqueo de sus propiedades. El New York Times recogió la protesta por el “bárbaro asesinato de numerosos extranjeros” cometido por los criminales de guerra chilenos en Chorrillos, Barranco y Miraflores.
El New York Times también reportó la devastación y saqueo de Chorrillos y el repase de heridos por las alcoholizadas bestias chilenas. El texto del periódico estadounidense es el siguiente: “Sólo una visita a Chorrillos durante los días [posteriores] puede proporcionar una idea de las escenas que deben haberse producido cuando [Chorrillos] cayó en manos de la soldadesca ebria, de la misma manera que sólo una visita a los campos de batalla puede transmitir el convencimiento que los heridos fueron asesinados donde quiera que fueron encontrados.”
El asesinato de los heroicos bomberos italianos que luchaban contra el incendio de Chorrillos –al día siguiente de la Batalla de San Juan– causó indignación en el país y en el cuerpo diplomático extranjero acreditado en el Perú.
Además, los embajadores de las naciones europeas denunciaron la matanza de extranjeros y el saqueo de sus propiedades. El New York Times recogió la protesta por el “bárbaro asesinato de numerosos extranjeros” cometido por los criminales de guerra chilenos en Chorrillos, Barranco y Miraflores.
El New York Times también reportó la devastación y saqueo de Chorrillos y el repase de heridos por las alcoholizadas bestias chilenas. El texto del periódico estadounidense es el siguiente: “Sólo una visita a Chorrillos durante los días [posteriores] puede proporcionar una idea de las escenas que deben haberse producido cuando [Chorrillos] cayó en manos de la soldadesca ebria, de la misma manera que sólo una visita a los campos de batalla puede transmitir el convencimiento que los heridos fueron asesinados donde quiera que fueron encontrados.”
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ahumada
Moreno, Pascual, editor. 1888. Guerra del Pacífico. Tomo
V. Valparaíso: Imprenta i Librería Americana.
New York Times, New York, 2 de marzo de 1881.
New York Times, New York, 2 de marzo de 1881.
Vargas,
Moisés, editor por encargo del Ministerio de Guerra de la República de Chile.
1979. Boletín de la Guerra del Pacífico 1879-1881. Santiago:
Editorial Andrés Bello.
Peruano: Nunca olvides los asesinatos y crímenes de guerra cometidos por los vecinos del sur para apoderarse de Tarapacá y Arica.
Peruano: Nunca olvides los asesinatos y crímenes de guerra cometidos por los vecinos del sur para apoderarse de Tarapacá y Arica.
Chileno: Toma conciencia de los asesinatos y crímenes de guerra perpetrados por tus compatriotas durante la Guerra del Salitre.
© César Vásquez Bazán, 2011
Diciembre
31, 2011
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